Si hay un ejemplo de posverdad (1) es lo que viene
aconteciendo en la “causa saharaui” desde hace décadas; cuya onda expansiva,
con epicentro en Rabuni, alcanza a varios continentes, y tanto en los
Campamentos como en España hace auténticos estragos.
Ahora, cuando la simplificación maniquea de los
relatos, auténtica espina dorsal de los populismos de distinto signo, está
logrando dividir a las sociedades, enfrentando a unos sectores de la población
con otros, empieza a cundir la alarma a la vista de la naturaleza
belicista, autoritaria e inquisitorial de los lideres emergentes.
Mientras, en la sociedad saharaui el reloj de arena
permanece detenido, y en el aislamiento de la hamada apenas llegan ecos de los
principios y valores que inspiran la moderna gobernanza, de los nuevos retos
que tienen que abordar los sistemas democráticos, o de la pugna del Derecho por
seguir ofreciendo un marco de libertades y garantías en un mundo global.
Nuestra sociedad con una fuerte impronta tradicional se acomoda sin desgarros
en el inmovilismo político y social y se inhibe bajo los efectos narcóticos de
la propaganda oficial, la carencia total de oportunidades y la predestinación
de la providencia divina.
La posverdad de la causa saharaui, unida a la situación de inmovilismo
de un pueblo que fue nómada, hace que la herrumbre vaya cubriendo las
expresiones políticas de un movimiento de liberación convertido en nomenklatura, que según ha ido patrimonializando las instituciones y sus
recursos, ha ido perdido la mayor parte de su capital político fundacional,
viéndose obligado a admitir a los nuevos socios: los imanes y sus fieles, que
además del sagrado Corán disponen de importantes recursos foráneos.
Si la posverdad en las sociedades occidentales está
generando tensiones sociales, desajustes institucionales y deterioro de la
legitimidad, en el caso de la población saharaui ha logrado suspender en el
vacío su devenir político.
Lehdía Mohamed Dafa
27 febrero 2017
(1) "Relativo o referido a circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales" Diccionario Oxford
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