Queridas hermanas, queridas delegadas:
Un congreso de la UNMS siempre es una celebración de la mujer saharaui, un acto de afirmación y un motivo de orgullo por lo que somos, por lo que fueron y son nuestras madres y por lo que, Insha’Allah, serán nuestras hijas. Pero un congreso de la UNMS también es una oportunidad para debatir abierta y libremente sobre nuestros problemas, sobre nuestras angustias y sobre nuestros anhelos.
Nos sentimos orgullosas de nuestro pasado y de nuestra fuerza. Cada mañana al levantarnos sabemos que somos las que sacamos la casa y la familia adelante, las que ponemos en pie la sociedad saharaui, sin podernos permitir desfallecer. Necesitamos muchas cosas, hay mucho por conseguir y mucho por lo que seguir luchando hasta que veamos cómo cada mujer saharaui valga lo mismo que un hombre, sino mas… Y eso, todas y cada una de nosotras lo sabemos en nuestro fuero interno, pero ya va siendo hora y queremos que se reconozca. Que ningún hombre, apelando a nuestras tradiciones o creencias, se crea superior y ostente derechos de los que nosotras no podemos disfrutar. Algunos llaman a estas ideas feminismo, yo las llamo justicia, reconocimiento y respeto.
Siempre hemos oído que algunos de estos derechos solo los podremos disfrutar cuando se logre recuperar nuestra tierra, cuando triunfe nuestra justa causa, que ahora en los campamentos no podemos, que tenemos que esperar, que hay otras prioridades, etc… Pero yo os digo que esto es un engaño, que si no los conseguimos ahora tampoco los conseguiremos luego. Y el primer paso para lograrlos es organizarnos de forma autónoma, sin tutelas, dejando de ser un papagayo que repite literalmente las consignas oficiales de siempre, sin aportar nada, sin hacer nuestro propio relato de mujeres que estamos en contra de la ocupación de Marruecos pero también estamos en contra de la desigualdad y a favor de la libertad, la paz, la justicia y las oportunidades para nosotras y nuestros hijos de un futuro mejor. Si no tenemos una voz propia nadie nos tendrá en cuenta, nadie nos valorará como merecemos, y nadie creerá que nosotras podemos ser una fuerza decisiva para transformar la sociedad saharaui, y que podemos abrir nuevos escenarios y caminos para la solución del conflicto. Demostremos al mundo que las mujeres saharauis somos fuertes y capaces y que podemos ser libres e independientes.
¿Y por dónde empezar? Como decía, nos conviene que la UNMS sea una organización lo más independiente posible, con la que se identifique cualquier mujer saharaui, de los campamentos, del Sahara ocupado o de la diáspora. Una organización diversa y tolerante donde puedan sentirse cómodas mujeres mayores y jóvenes, las que apoyan incondicionalmente al F. Polisario, como las que hemos marcado distancias y criticamos todo lo que no nos gusta, las más tradicionales y religiosas y las más liberadas u occidentalizadas. Todas podemos sentirnos hermanadas y orgullosas y reclamar juntas y organizadas las reivindicaciones más urgentes y necesarias, que nos acerquen a un tipo de sociedad más justa, más libre y más igualitaria.
Todas sabemos cuáles son los problemas más acuciantes: la falta de recursos económicos, las duras condiciones de vida en los campamentos, la dependencia de la autoridad de los hombres, la falta de autonomía económica por falta de trabajo, la humillante carta de divorcio, los matrimonios precoces como única salida vital, la discriminación de las niñas en la formación, la ausencia de políticas de salud sexual y reproductiva, la falta de un código de familia o marco normativo igualitario, etc… El Congreso es el mejor escenario posible para discutir propuestas de solución o al menos de mejora, iniciativas que articulen un programa de acción, una hoja de ruta que oriente el trabajo y la lucha de los próximos años. Lo más importante no es elegir a tal o cual candidata a la secretaria general, lo importante es elaborar un programa concreto, sencillo de explicar y beneficioso para todas, y luego ver quien lo puede defender mejor.
Además de ese programa, no podemos olvidar que vivimos en un mundo global, que son muchos los ojos que nos ven en distintas partes del mundo y que hay muchos organismos y organizaciones dispuestos a apoyar a mujeres como nosotras. Ello requiere una alineación estratégica correcta: nuestro compromiso con un mundo en paz, con el desarrollo regional, con la igualdad y la lucha contra cualquier forma de discriminación o violencia contra las mujeres, con la democracia como mejor forma de gobierno, con los derechos humanos y sobre todo con la participación de las mujeres en todos y cada uno de los asuntos.
Os deseo un Congreso ordenado, donde se puedan abordar todas estas cuestiones y donde se plante la semilla de lo que el día de mañana sea un árbol fuerte y robusto que a todas nos cobije.
Un saludo fraterno.
Lehdía Mohamed Dafa
20 febrero 2019
Muchas gracias, Lehdía.
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