sábado, 11 de abril de 2015

El auto del juez Ruz. Historia, justicia y política en el conflicto saharaui

El auto del juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, de 9 de abril de 2015, en el que declara procesados a 11 altos cargos de la Administración marroquí, solicitando la busca internacional y captura de 7 de ellos, por presuntos delitos de detenciones, participación directa en torturas, asesinato y desapariciones forzadas de mas de un centenar de saharauis, ha despertado el aliento y la esperanza de muchos saharauis en la justicia. 


Y también, los temores de algunos sectores de la sociedad española sobre la posible reacción de Marruecos, que tiene serias dificultades para entender la relativa independencia del poder judicial frente al Ejecutivo.
Todavía muchos saharauis recordamos y tenemos pesadillas por los atroces bombardeos que sufrimos de la aviación marroquí cuando huíamos de la ocupación ilegal del Sahara Occidental. Eramos, en su inmensa mayoría, niños, mujeres y ancianos indefensos huyendo como podiamos hacia la frontera con Argelia. Mientras los hombres, nuestros padres y hermanos, se aprestaban a la guerra contra el ejercito invasor. La historia está ya contada y los hechos son irrefutables. Fue un intento de genocidio que no ha sido todavía reconocido por el Reino de Marruecos, ni los hechos investigados y juzgados por la Corte Penal Internacional.
Toca ahora a la justicia indagar los delitos que se cometieron, castigar a los declarados culpables y resarcir en la medida de lo posible a las victimas, si se quiere pasar página y afrontar el futuro sin odios o deudas pendientes.
Pero al mismo tiempo, es en los espacios de la política, donde todo es mas ambiguo y maleable, donde no se avanza sobre certezas incuestionables o se consolidan verdades absolutas, donde, precisamente por ello, hay, a pesar de todo, oportunidades para la negociación, el acercamiento de posiciones, las rectificaciones y hasta la reconciliación.
Hoy el auto de un juez, que está a punto de ser sustituido como juez instructor de la Audiencia Nacional, es una pieza que mueve el lento, pero a menudo inexorable, engranaje de la justicia. Se hagan las valoraciones o análisis que se hagan, es un decisión judicial de obligado acatamiento para todos, a pesar de las incomodidades o consecuencias diplomáticas que pueda tener. Pero siempre tendremos la política para sortear las dificultades y tratar de encontrar una solución a un conflicto enquistado, que afecta directamente a la prosperidad y seguridad de la región, y que mantiene, de facto, en el limbo jurídico y sin posibilidad de construir un futuro a mas de cien mil refugiados saharauis.

Lehdía Mohamed Dafa

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