El incidente en Alguergarat ha disparado la tensión bélica
en el Sahara. Marruecos violando los acuerdos de alto el fuego y de forma
unilateral inicia, en territorio bajo control del F. Polisario, la construcción
de una carretera en la región fronteriza de Alguergarat, con el propósito,
según su versión, de controlar el flujo de mercancías y personas que cruzan la
frontera para impedir la entrada de yihadistas provenientes del Sahel. El F.
Polisario se dirige a Naciones Unidas para que paralice las obras y obligue a
Marruecos a retirarse, al tiempo que despliega sus unidades militares en las
proximidades. Hay que confiar que la intervención de Naciones Unidas sea una
eficaz barrera de contención entre las tropas marroquís y saharauis que en este
momento siguen apostadas frente a frente a menos de un kilometro.
A muchos saharauis la rápida respuesta de las unidades militares del F. Polisario les ha devuelto la moral de antaño. Pero mas allá de los estados de ánimo, desde el punto de vista de la paz, como un bien universal, la situación hoy es mas preocupante. Cualquier mínimo incidente o acciones propagandísticas en clave interna pueden derivar en un enfrentamiento bélico de consecuencias dramáticas e impredecibles. Cuanto mas acuartelados estén los ejércitos, en tareas de seguridad y auxilio a la población, tanto mejor.
Hace unos días el gobierno de Colombia y las FARC firmaron un acuerdo que ponía fin a una guerra de mas de cincuenta años. Quizás haya quien no sepa el papel crucial que han jugado las mujeres en el proceso de paz en Colombia; así como en otros países como Guatemala, Liberia o Irlanda del Norte, pero lo cierto es que cuando las mujeres se han incorporado como un actor directo en las negociaciones o participando en los procesos, a través como en el caso de Colombia de una Subcomisión de Género, han introducido una visión innovadora que pone el acento en los derechos humanos, el acceso a recursos económicos básicos, protección de la mujer de cualquier tipo de violencias o desigualdades, garantías jurídicas y empoderamiento de las mujeres.
No por casualidad Naciones Unidas ha aprobado la Resolución1325 sobre Mujeres Paz y Seguridad donde se “insta a los Estados Miembros a velar por que aumente la representación de la mujer en todos los niveles de adopción de decisiones de las instituciones y mecanismos nacionales, regionales e internacionales para la prevención, la gestión y la solución de conflictos” y se “pide a todos los que participen en la negociación y aplicación de acuerdos de paz que adopten una perspectiva de género, en que se tengan en cuenta y se incluyan, entre otras cosas: a) Las necesidades especiales de las mujeres y las niñas durante la repatriación y el reasentamiento, así como para la rehabilitación, la reintegración y la reconstrucción después de los conflictos; b) Medidas para apoyar las iniciativas de paz de las mujeres locales y los procesos autóctonos de solución de conflictos y para hacer participar a las mujeres en todos los mecanismos de aplicación de los acuerdos de paz; c) Medidas que garanticen la protección y el respeto de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, particularmente en lo relativo a la constitución, el sistema electoral, la policía y el sistema judicial”
Las mujeres saharauis tenemos el respaldo de esta Resolución para exigir nuestra participación directa en las negociaciones entre Marruecos y el F. Polisario; así como en la supervisión de las actuaciones de la MINURSO.
Las mujeres hemos demostrado a la largo de la historia que somos un actor de paz. Hay un potente movimiento feminista que se ha significado como tal, véase la organización centenaria WILPF, a la que me honro pertenecer. Ninguna mujer saharaui puede permitir que bajo ningún concepto se contemple la guerra nuevamente como solución.
No debemos aceptar un papel subordinado, ni ser un apéndice de ninguna organización por muy representativa que sea. Tenemos que ir organizándonos autónomamente para exigir que el enfoque de género, que nuestros puntos de vista como mujeres tengan el mismo peso que nosotras soportamos, y sobre todo para exigir una participación directa y activa como la mejor garantía de avanzar en la paz y seguridad en el Sahara Occidental.
A muchos saharauis la rápida respuesta de las unidades militares del F. Polisario les ha devuelto la moral de antaño. Pero mas allá de los estados de ánimo, desde el punto de vista de la paz, como un bien universal, la situación hoy es mas preocupante. Cualquier mínimo incidente o acciones propagandísticas en clave interna pueden derivar en un enfrentamiento bélico de consecuencias dramáticas e impredecibles. Cuanto mas acuartelados estén los ejércitos, en tareas de seguridad y auxilio a la población, tanto mejor.
Hace unos días el gobierno de Colombia y las FARC firmaron un acuerdo que ponía fin a una guerra de mas de cincuenta años. Quizás haya quien no sepa el papel crucial que han jugado las mujeres en el proceso de paz en Colombia; así como en otros países como Guatemala, Liberia o Irlanda del Norte, pero lo cierto es que cuando las mujeres se han incorporado como un actor directo en las negociaciones o participando en los procesos, a través como en el caso de Colombia de una Subcomisión de Género, han introducido una visión innovadora que pone el acento en los derechos humanos, el acceso a recursos económicos básicos, protección de la mujer de cualquier tipo de violencias o desigualdades, garantías jurídicas y empoderamiento de las mujeres.
No por casualidad Naciones Unidas ha aprobado la Resolución1325 sobre Mujeres Paz y Seguridad donde se “insta a los Estados Miembros a velar por que aumente la representación de la mujer en todos los niveles de adopción de decisiones de las instituciones y mecanismos nacionales, regionales e internacionales para la prevención, la gestión y la solución de conflictos” y se “pide a todos los que participen en la negociación y aplicación de acuerdos de paz que adopten una perspectiva de género, en que se tengan en cuenta y se incluyan, entre otras cosas: a) Las necesidades especiales de las mujeres y las niñas durante la repatriación y el reasentamiento, así como para la rehabilitación, la reintegración y la reconstrucción después de los conflictos; b) Medidas para apoyar las iniciativas de paz de las mujeres locales y los procesos autóctonos de solución de conflictos y para hacer participar a las mujeres en todos los mecanismos de aplicación de los acuerdos de paz; c) Medidas que garanticen la protección y el respeto de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, particularmente en lo relativo a la constitución, el sistema electoral, la policía y el sistema judicial”
Las mujeres saharauis tenemos el respaldo de esta Resolución para exigir nuestra participación directa en las negociaciones entre Marruecos y el F. Polisario; así como en la supervisión de las actuaciones de la MINURSO.
Las mujeres hemos demostrado a la largo de la historia que somos un actor de paz. Hay un potente movimiento feminista que se ha significado como tal, véase la organización centenaria WILPF, a la que me honro pertenecer. Ninguna mujer saharaui puede permitir que bajo ningún concepto se contemple la guerra nuevamente como solución.
No debemos aceptar un papel subordinado, ni ser un apéndice de ninguna organización por muy representativa que sea. Tenemos que ir organizándonos autónomamente para exigir que el enfoque de género, que nuestros puntos de vista como mujeres tengan el mismo peso que nosotras soportamos, y sobre todo para exigir una participación directa y activa como la mejor garantía de avanzar en la paz y seguridad en el Sahara Occidental.
Lehdía Mohamed Dafa
1 de octubre de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario