martes, 16 de julio de 2019

La economía de los invisibles

por Abdalahi Salama Machnan     

Un severo verano más, que se suma a los cuarenta y tres últimos, que los saharauis han soportado en las inhóspitas tierras desérticas del sur de Argelia. A pesar de ser una certeza, siempre parece sorprendernos. Unas temperaturas que superan la barrera de los 50 grados centígrados, en una de las olas de calor más intensas registradas en las últimas décadas.
La canícula invita a soñar a muchos habitantes del planeta; para afrontar en condiciones este período caluroso del año, se planean las vacaciones, las familias se organizan para ir a refrescar en las playas, en los ríos, activan el modo letargo: Una larga temporada de reposo, descanso, entumecimiento y desconexión. Se posponen decisiones hasta el nuevo curso. Los que gozan de estos privilegios de ensoñar con estos pensamientos tienden a considerarlos normales; lastimosamente, no es así en nuestro caso. Somos una extremidad de un cuerpo social con una elevada proporción de sus miembros al margen de las posibilidades de algunos, de disfrutar, si no de un merecido descanso, si de una “tregua” pactada, para soportar las inclemencias meteorológicas y renovarnos.
Las estadísticas nos suministran una imagen cruda, según la cual, las familias saharauis que se pueden permitir el lujo de hacer frente a un alquiler veraniego en la ciudad argelina de Tinduf, para resguardarse de las fuertes olas de calor, es de un 18,7% aproximadamente, el 81,3% restante ha asimilado las inmisericordes leyes del mercado libre, las cosas no son baratas. Paradojas del capitalismo, las condiciones de vida actuales ofrecen una panorámica desoladora de la sociedad que nos ha tocado vivir. En muchos de nuestros hogares decir vacaciones no tiene sentido: sencillamente no las pueden hacer ni las harán nunca. En suma, una sociedad, la nuestra, profundamente dividida en lo material y lo social, con proporciones de familias e individuos para los que no tienen ningún tipo de ingreso económico, ni pueden hacerle frente ni siquiera a las tarifas del transporte privado que cubre las rutas diarias entre los cuatro campamentos, la capital administrativa Rabuni y la ciudad argelina de Tindouf. Es una situación que nos obliga a una reflexión profunda y a una actuación pública inmediata.



Precios de los alquileres- Tinduf- junio 2019 (1).








(1) Elaboración propia, a partir de números orientativos, obtenidos mediante una aproximación del canje de divisas entre el Dinar y el Euro a fecha de mayo de 2019.

El modelo neoliberal de la economía capitalista ha grabado a fuego el dogma, según el cual: la clave no es proveer en la abundancia sino administrar precios en la escasez. Los alquileres en Tinduf entre los meses de cctubre hasta abril son asequibles, junio será caro, julio y agosto puede serlo más. Pero, ya se sabe, no hay más cera que la que arde. Y así, en nuestra situación, continúa sorprendiendo el desapego de la clase política dirigente respecto de: el encarecimiento del nivel de vida de la cesta básica de alimentos, la falta de control del gasto público, la nula política fiscal de la recaudación de impuestos, la falta de políticas claras que luchan contra la pobreza y la desigualdad. Estamos ante escenarios nuevos que la mayoría de los economistas denominan ≪la cuarta revolución industrial≫, tenemos la opción de dejarnos llevar por esa ola del cambio o dejar que nos arrolle. A los ciudadanos de a pie, de una u otra forma, no nos quedan más remedio que adaptarnos a esta transformación y, en muchos casos pagando un alto precio por ello, aquí en los campamentos tenemos la sensación de que los políticos no están implicándose lo suficiente para que salgamos de este atolladero que dura ya más de cuatro décadas, sino que, además, continúan enfrascados en sus guerras sucias, diseñar macabras estrategias de cara a ganar un puesto en la casa amarilla en la próxima cita congresual.
El escenario político que estamos viviendo actualmente es deprimente, un presidente sin poder ejecutivo, diputados de trayectoria intachable que presentan su carta de dimisión. La política se ha convertido en un teatro en el que la charlatanería, tanto en los medios de comunicación, las instituciones y las redes sociales, es la táctica por todos utilizada. En líneas generales nuestra política nacional está desincentivando la confianza del ciudadano en las instituciones y la imagen del gremio político, la mesura, el raciocino y el sentido de Estado han sido sustituidos, entre otras muchas cosas, por la codicia, la hipocresía, la inmoralidad, el embuste y la calumnia. La vieja política con sus viejos políticos ha terminado, pero los viejos políticos no quieren dejar a su obsoleto sistema. Se aferran a la silla.
Al final, no podemos tolerar a que haya entre nosotros a un segmento de nuestra sociedad invisible, son legión y están aquí entre nosotros, ausentes e invisibles solo para los que no quieren verlos. No brindar un futuro adecuado a toda la población saharaui, no es simplemente injusto, es exponencialmente estúpido económicamente hablando. 
15 julio 2019 

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