sábado, 9 de septiembre de 2017

Carta pública de Hamed Abdel-Samad a los jóvenes musulmanes inmigrantes

Hamed Abdel-Samad, en su programa “Box of Islam”, صندوق الاسلام, que emite cada jueves, dirige un mensaje a los jóvenes musulmanes inmigrantes. Este mensaje está disponible en versión árabe, inglés y alemán. Ésta es mi traducción al castellano, que publico con permiso de Hamed 

"Querido joven inmigrante musulmán que estás enojado, es posible que para ti no sea más que un infiel, un apóstata o un hereje, pero créeme, estoy contigo, no en tu contra, por ello me gustaría enviarte un mensaje.
Este mensaje debería habértelo dirigido otro, no yo. Debería habértelo enviado, el chej (clérigo) de Al Azhar, el imán de tu mezquita o el líder de alguna de las asociaciones de musulmanes en Occidente, pero como ninguno de ellos lo ha hecho, como a ninguno de ellos le importa tu vida ni tus problemas, escúchalo de mi parte. No importa quién sea yo, tal vez encuentres en este mensaje algo de verdad y algún conocimiento o saber.

La ira
Muchos jóvenes musulmanes en Europa están cansados y enojados y no encuentran solución a los múltiples problemas que tienen. Algunos buscan el camino más corto y rápido para acabar con todos sus problemas por un lado y por otro para entrar al Paraíso prometido. Algunos escogen el camino de la yihad y se marchan a Siria, otros eligen un coche y atropellan a una multitud de inocentes, otros un cuchillo para apuñalar a personas cuya única culpa es cruzarse en su camino en ese momento. Estos jóvenes piensan que estas vías les pueden liberar de sus problemas y les llevan a la salvación. Piensan que están haciendo un favor al islam, a sus familias y a otros musulmanes, pero, por desgracia, consiguen todo lo contrario.
En los pasados meses y semanas, muchos jóvenes musulmanes han cometido infinidad de injustificados actos de violencia en toda Europa: atropellos, acuchillamientos, inmolaciones y explosiones. Las víctimas inocentes son muchas: mujeres, niños y musulmanes mismos.
La extrema derecha se aprovecha de estos hechos desatando una campaña feroz de odio y xenofobia contra todos los musulmanes. La gente sencilla, se pregunta cuál ha sido la culpa de que sus hijos inocentes mueran así. También los musulmanes pacíficos se preguntan por qué se generaliza y se pone a todos bajo sospecha cada vez que se comete un acto terrorista.
Querido musulmán, que estás furioso, no sé cuál es tu postura ante estos actos de violencia. Puede ser que digas que rechazas la violencia, pero te mantienes en silencio. Pues te tengo que pedir que eleves la voz y condenes la violencia. Te pido que la combatas desde tu mezquita, desde tu casa, para prevenir la barbarie que estamos viviendo. Puede ser que digas que no estás de acuerdo con la violencia, pero la justificas alegando que también mueren niños inocentes en Siria e Irak. Aquí te digo, que no podemos corregir un error con otro error más grande. No podemos justificar la muerte con la muerte. Puede darse la circunstancia de que estés de acuerdo con la violencia o que simpatices con ella, en este caso te digo que el que consiente un crimen, se convierte en un criminal. Puede ser, simplemente, que hayas llegado a un estado de ira tal, que el único camino que ves es el de coger un vehículo y matar a los infieles para que por fin puedas descansar de todo y llegar cuanto antes al Paraíso. Si éste es tu caso, el resto de este mensaje es para ti.

Héroe o criminal
Me gustaría hacerte una pregunta: ¿te gustaría ser visto como un héroe por ti, por tu familia y por la gente del país que te ha acogido o ser un héroe ficticio (sólo para ti), pero un radical, un terrorista y un criminal para el resto de la humanidad? ¿Te gustaría vivir y aportar algo útil a los demás o morir y matar a gente cuya única culpa es que estaban en tu camino ese día cuando te encontrabas furioso? ¿Te gustaría que tu familia viva orgullosa de ti o que tu madre muera de angustia y dolor al recibir tus restos mortales y que tu padre comparezca en los medios para pedir perdón por tus actos?
No todo lo que creemos que es verdad permanece como una verdad inmutable, y no todos los caminos más cortos te llevan a conseguir tus objetivos o resuelven tus problemas.
Te entiendo y entiendo tu ira.  Sé que tu ira está justificada, porque he pasado por lo mismo cuando tenía tu edad. Estaba furioso, era un fanático y quería matar a los infieles.
Es posible que hayas crecido con esta ira por la tiranía que has vivido en tu casa, en el colegio, o fruto de las enseñanzas de los sistemas educativos de cualquier país árabe, de los cuales todos hemos sido víctimas. Unos sistemas educativos que te enseñan a odiar al otro siempre, aunque sea de tu propia religión. Le odias porque es un chiita y tu sunita, o porque tu eres musulmán y él es cristiano.
Es posible que estés furioso porque has crecido en un medio familiar sin amor ni cariño, donde tu padre no tiene vergüenza a la hora de pegar a tu madre delante de ti, pero si la tiene para darle un beso o un abrazo.
Estas furioso porque seguro que tú mismo has sido víctima de la violencia y te han educado con miedo, y has crecido con falta de confianza en ti. Tu mismo seguro que has aprendido desde pequeño que la violencia es la primera vía y el camino más fácil y corto para resolver cualquier tipo de problema en la vida. 
Estas furioso porque has buscado trabajo en tu país y no lo has conseguido, porque el trabajo se consigue no con el esfuerzo y los estudios, sino con enchufismo y nepotismo.
Estás enojado porque te has sentido intimidado por un policía, porque él lleva un arma en la mano y tú no.
Estás enfadado porque te has enamorado, pero no has podido casarte ni construir un hogar, porque la pobreza te lo ha impedido.
Estás enfadado porque tu familia lo dió todo para que tú puedas emigrar a Europa y ayudarles, pero tus condiciones laborales no te han permitido hacerlo. 
Puedes sentir ira porque has arriesgado tu vida de mil maneras, como lanzarte al mar en una patera, y al llegar no consigues un trabajo, o porque tu solicitud de asilo ha sido rechazada.
Puedes sentir ira porque la vida en el extranjero es muy difícil. En Europa todo es diferente para nosotros: diferente clima, diferente cultura, comida, relaciones personales…
El que emigra, por lo general, se enfrenta a todo tipo de presiones.  Presión económica, presión de la familia, represión sexual o a entablar relaciones no legales/legitimas/permitidas, que derivan en sentimiento de culpa, de censura moral, de miedo a la tortura del infierno.
Puede que sientas ira porque algunos europeos no te entienden o te tratan con racismo. Si, algunos son racistas y tienen defectos, pero nosotros tampoco somos ángeles y también tenemos defectos y claro que no somos mejores que ellos, porque si no, no habríamos venido a vivir en sus países. En nuestros países, los políticos mas y importantes y los hombres de negocios acuden a Occidente para recibir tratamiento médico, incluso algunos de esos clérigos que te han estimulado para hacer la yihad contra el Occidente infiel acuden a estos países para tratarse de sus dolencias y envían a sus hijos a estudiar en sus universidades.
Mira, quiero decirte una cosa, la ira en sí es un sentimiento hasta sano. Porque significa que no te conformas, ni te rindes ante la adversidad, y quieres enfrentar los problemas. El problema es reprimir la ira, reprimir cualquier sentimiento es un problema. Si tapamos todos los orificios de una tetera y la ponemos a calentar termina explotando, es la respuesta natural. Al contrario, si destapamos la tetera, el agua se irá evaporando poco a poco hasta quedarse vacía y esto es exactamente lo que pasa con la ira. Si la reprimes termina explotando y te acabará dañando a ti y a los que te rodean. Pero si destapas la tetera y miras en el fondo, si reconoces las verdaderas causas de tu enfado, esa ira no irá en tu contra. No necesitaras hacer de estos problemas ningún tipo de  virtud, no necesitaras buscar otras razones para justificar tu ira con algo que llamas religión, un deber sagrado, o un martirio en nombre de Dios. No, porque son tus propios intereses, es tu propia ira, que no tiene nada que ver con Dios. Si no eres capaz de reconocer las verdaderas causas de tu ira por ti mismo, vendrá otro para decirte cuales son estas causas y convencerte. Te dará causas ficticias, que no tienen nada que ver con todo lo que hemos dicho. Te dirá, para empezar, que la culpa es del Occidente infiel, de la guerra de Siria, o de Afganistán, o de tu vecino el cristiano. Este personaje no te ayudará a resolver tus problemas, porque no quiere que superes los problemas que tienes, quiere comerciar con ellos, y por último no quiere que vivas tu vida, porque la forma en que decide tu muerte, le reporta grandes beneficios traducidos en dólares en su cuenta bancaria. Creeme, el que quiere a alguien jamás le empujaría hacia la muerte. Intentará ayudarle a superar y resolver sus problemas. Créeme, no hay ni una sola cosa en esta vida por la que merece la pena morir, pero si muchas cosas porque las que merece la pena vivir. Se supone que Dios te ha dado la vida, entonces es él el que te defiende y te protege. Él no espera que tú le protejas o defiendas su credo. Dios no divide a las personas que ha creado en dos grupos y manda a que se maten entre ellos. ¿Qué justicia ves en ello?
Tu eres musulmán porque has nacido en una familia musulmana. Eres marroquí, tunecino egipcio o paquistaní, porque tus padres son marroquíes, tunecinos, egipcios o paquistaníes, una mera coincidencia transversal y genética es la que te ha dado tu identidad comunitaria y religiosa, y lo mismo pasa con esos a los que tu llamas infieles, un mero azar les ha hecho nacer en Francia, España, Suecia o en Finlandia. Entonces, ¿qué justicia ves en que Dios te ame a ti y te premie con el Paraíso simplemente porque tú eres musulmán, y a ellos les odie y les envíe al infierno por no ser musulmanes? ¿Donde ves la justicia cuando uno de estos infieles se pasa toda su vida investigando para descubrir la penicilina, un tratamiento para el cáncer, para las enfermedades renales o los virus, el teléfono o el aire acondicionado, que tu disfrutas, y a pesar de todo ello, Dios le enviará al infierno porque no es musulmán, mientras que tu irás al paraíso porque eres musulmán y le has atropellado o acuchillado?

Las víctimas.
¿Has pensado alguna vez que entre las víctimas que has causado, está aquel que trabaja en una empresa que produce los fármacos para curar la diabetes de tu madre o su reumatismo? ¿Has pensado que podría ser un contribuyente normal que paga los impuestos para que tú puedas recibir ayuda social y sanidad gratuita? Pero es que da igual, aunque no te hayan ayudado, no tienes ningún derecho a matarles. Su única culpa es que te han recibido en su país, te han dado cobijo, protección ¿y así se lo devuelves?
¿Qué culpa tienen los musulmanes normales, que cada vez que tú cometes una atrocidad, son condenados a la marginación o a mas racismo y xenofobia?

Hazte estas preguntas.
Antes de coger un coche y atropellar a inocentes, pregúntate quién se beneficia de tu acción. A ti  seguro que no; a los otros musulmanes, no lo creo; a la causa del islam, todo lo contrario, su imagen está más dañada que nunca por culpa de estos actos.
Imagina que entre tus victimas yace una madre y a su lado su hijo pequeño, que te coge la mano y te dice: ¿qué te ha hecho mi madre?, ¿qué te hecho yo que viviré huérfano toda mi vida?. ¿Tendrás el valor de mirarle a los ojos y decirle: el islam me ha mandado a hacer esto? ¿Podrás tener la conciencia tranquila contestándole que lo haces en nombre del islam?
¿No crees que es algo lamentable oír todos los días decir que el islam es una religión de paz y compasión, cuando todos los días tenemos un acto de barbarie cometido por algún musulmán?
No es triste que la palabra “Alahu Akbar”, "Alá es grande", que los musulmanes repiten en sus rezos y amonestaciones, se haya convertido en fuente de terror para el mundo entero. En cualquier celebración, como un partido de futbol o fiestas del tipo que sea, basta con que alguien diga “Alahu Akbar”, la gente sale huyendo espantada. Es triste que nos hayamos convertido en fuente de miedo y terror en vez de paz y tranquilidad. ¿Porqué hemos llegado a todo esto? ¿quién nos ha llevado hasta estos extremos? Seguro que tú no eres capaz de verlo. Tú sólo ves tus propios objetivos e intereses, que son ir al Paraíso y encontrarte con las hurries, ¿pero de verdad crees que con este egoísmo llegarás al Paraíso?

El Paraíso y el Infierno
¿Tú de verdad crees que si matas a gente inocente almorzarás con el Profeta, ese día, en el Paraíso?
¿Crees, de verdad, que Dios te espera con 72 hurries en el Paraíso, como recompensa sexual por haber derramado la sangre de inocentes?
¿No te has preguntado por qué ni uno solo de estos clérigos, que te empujan a ti a la yihad, han ido ellos a hacerla a Siria o se han inmolado para encontrarse con el Profeta en el Paraíso?. ¿Por qué ninguno de estos clérigos ha cogido su coche (Hummer o Mercedes), después de una estancia turística en Europa, y ha atropellado con él a la multitud?. ¿Por qué te mandan a ti a la yihad mientras ellos se van de turismo y shopping a Europa? ¿Por qué no envían a sus hijos a la yihad y si te envían a ti? A sus hijos les envían a estudiar a América, y a ti te envían a morir. ¿Por qué tu vida vale menos que la de sus hijos? ¿Por qué no te dan una beca para estudiar o te construyen una escuela o un hospital en vez de enviarte a que te inmoles? Estos clérigos obtienen millones de dólares de Arabia Saudí, Qatar y de otros países del Golfo. Estos países gastan millones de dólares no para la victoria del islam, no, lo hacen por la defensa de sus intereses en Irak, Siria, en Yemen y en Libia. Su contienda con Bachar Al Asad y con Irán es por el control de los oleoductos y los campos del gas y petróleo. Cada parte cuenta con ejércitos de mercenarios que defienden sus intereses y con los clérigos que incitan a los jóvenes a la yihad. Y esta es toda la cuestión. Tu para ellos eres sólo un objeto desechable de usar y tirar.
Los actos que cometes no son ninguna heroicidad, porque los cometes contra inocentes, que no te han hecho nada. No son una heroicidad, porque con ellos escapas de la vida y sus dificultades, y lo llamas yihad. La heroicidad es que te enfrentes a las dificultades de la vida y las superes, que no dejes que tu ira te lleve a la destrucción y la muerte. La heroicidad es que hagas algo útil en la vida, en vez de tejer una trampa mortal de odio y barbarie. La verdadera yihad es que te labres tu propio camino en la vida, y no ir siempre detrás de la manada. No imitar a los demás, sino ser tú mismo, creativo e innovador. La cuestión no va de que uno ha cogido un coche y ha atropellado a una multitud o ha acuchillado a otra, y vas tú y haces lo mismo como válvula de escape para tus problemas. La yihad es que canalices tu ira en hacer algo útil para todos. Y si quieres cambiar el mundo, empieza por aprender a hacer tu cama y organizar tu dormitorio. Aprende una profesión digna, y si fracasas inténtalo de nuevo. Funda una familia y educa a tus hijos con amor y en el respeto hacia los demás, independientemente de su credo u origen. Estas son las acciones por las cuales se gana el Paraíso. No irá al Paraíso cualquiera que atropelle o acuchille, porque el Paraíso no es una hecatombe. El odio no te puede traer nunca la salvación. Siembra el bien y cosecharas el bien. Siembra el amor y tendrás amor. La vida está llena de buenas personas y de muchas cosas hermosas.
El hecho de que fracases en tu trabajo o que rechacen tu solicitud de asilo, no es el fin del mundo. Vuelve a intentarlo, conozco a mucha gente que lo intenta todos los días y al final han logrado prosperar. Todo inmigrante pasa por estas circunstancias. Busca la bondad dentro de tu corazón y a tu alrededor, seguro que la encuentras. No te rindas porque el camino sea largo, el amor es el camino, es la esperanza y es la vida. Tú no eres ninguna víctima, sino un ser humano con mucho potencial.

Salam".

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