Por Elisa Pavón Mulero
12 enero 2016
«Lo que es seguro es que no será el último caso». Con esta
afirmación, el delegado saharaui en Andalucía, Abidin Bucharaya, vaticinaba que
se repetirían las retenciones ilegales de mujeres saharauis mayores de edad en
los campamentos de refugiados de Tinduf. Dejaba claro que el caso de Nahjiba
Mohamed Belkacem no ponía punto final a esta espada de Damocles que pende sobre
las cabezas de las chicas saharauis que pasan largas temporadas en España,
habitualmente para someterse a tratamientos médicos y para estudiar. Bucharaya
hacía esa declaración en el diario «La Vanguardia», en octubre de 2014, para
salir al paso de la denuncia de la retención ilegal de esta joven saharaui de
23 años y residente en Rociana del Condado (Huelva), por parte de su familia
biológica, al amparo de esa dichosa convicción de que en España se desarraigan
de su cultura y de su idioma.
El viento que escuchaba las palabras del delegado se las ha
devuelto con efecto boomerang. Maloma Morales de Matos, saharaui nacionalizada
española que vive en Mairena de Aljarafe (Sevilla), es su nueva piedra en el
zapato, aunque no la única, pero los otros casos de mujeres saharauis que viven
en Andalucía y que no han podido regresar de los campamentos, no se han hecho
públicos. Maloma es el segundo caso de una española de pleno derecho
secuestrada y retenida por su familia. El anterior, el de Mahyuba Mohamed
Hamdidaf, se resolvió, aunque no sin problemas y tras dos meses y medio sin que
ella pudiera regresar a su vida en Londres. La implicación de su familia de
acogida de Genovés (Valencia), junto con el apoyo logrado de la sociedad civil
y del Gobierno de la Comunidad Valenciana lograron su liberación.
El Gobierno saharaui -ejercido en el exilio por el Frente
Polisario-, sus representantes en España, las organizaciones saharauis que
tanto exigen la defensa de los Derechos Humanos, los medios de difusión del
circuito saharaui y el movimiento solidario español e internacional
-principalmente las asociaciones de amigos del pueblo saharaui- mantienen un
silencio sepulcral alrededor de esta situación, que afecta a muchas más mujeres
de las que se piensa. Y son mujeres, no «niñas», a las que sus padres saharauis
privan de libertad y de todos sus derechos sometiéndolas a una actitud
discriminatoria y de abuso de poder, permitido por las autoridades del Frente
Polisario. Tampoco el Gobierno español reacciona, ni la sociedad. Resulta más
fácil ignorarlas a ellas y a la situación de vulnerabilidad creada, que
reconocer y enfrentar que también hay violaciones de los Derechos Humanos en
los campamentos, que deben ser monitoreadas y erradicadas con urgencia.
Se cumple un mes desde que Maloma Morales de Matos fue
secuestrada por su padre saharaui -con ayuda de otros familiares- y retenida
ilegalmente contra su voluntad en el campamento de Smara. Un mes fatídico para
las cuatro mujeres que en estos momentos copan las denuncias activas
públicamente sobre víctimas de esta situación de vulnerabilidad, que mezcla en
una coctelera convicciones prejuiciosas, tradiciones sociales antidiluvianas y
cuestiones de índole religiosa con la falta absoluta de procedimientos y
políticas gubernamentales de protección, defensa y salvaguarda de los Derechos
Humanos de las mujeres retenidas, en una flagrante violación de la propia
Constitución saharaui y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Un mes éste en el que las vacaciones navideñas dan siempre
una tregua a las jóvenes en sus estudios para hacer un viaje a los campamentos,
del que no regresan. Un mes en el que se han cumplido 5 años del secuestro y la
posterior desaparición forzada de Koria Badbad Hafed (la única de la que no se
ha vuelto a saber nada) y dos años de las retenciones de Nahjiba Mohamed
Belkacem y Darya Embarek Selma, casos que se unen a otros muchos, como los
deJadama Brahim, Maimouna Bachir, Aisah Embarek, Fatimetu Ali o Hurria Hamudi.
Y con los secuestros de Maloma Morales y las demás jóvenes
saharauis sobre la mesa, laAsociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de
Sevilla (AAPSS), que además organizaba el grupo del viaje del que Maloma no
regresó, presenta a bombo y platillo el «Curso para la Observación de los
Derechos Humanos», con la colaboración de la Universidad de Sevilla y
laUniversidad Pablo de Olavide, financiado por laAgencia Andaluza de
Cooperación Internacional al Desarrollo (AACID), sin una sola palabra respecto
a las denuncias de violaciones de Derechos Humanos en los campamentos de
refugiados saharauis de Tinduf, en Argelia. Probablemente, el próximo día 20,
Abidin Bucharaya estará presente en la inauguración del curso (que es un acto
público), en la conferencia «¿Cuál es el sentido de la observación e
investigación en los Derechos Humanos? Respuesta desde las víctimas y desde la
investigación», con Aminetou Haidar (CODESA),Brahim Dahane (ASVDH) y Carlos M.
Beristain (HEGOA/UPV).
No puedo comprender tanta hipocresía… Hablar de Derechos
Humanos y de libertades, con opiniones condicionadas y parciales, exigiéndolos
para unos y negándoselos a las otras. ¿Igualdad? ¿Empoderamiento de la mujer
saharaui? ¿De qué están hablando? Hay muchas mujeres mayores de edad sin
libertad, sin derechos en los campamentos. Retenidas contra su voluntad,
obligadas a casarse y a someterse a la autoridad de unos padres que no respetan
ni sus propias leyes, ante una sociedad impasible que normaliza la situación y
echa la culpa a la cultura occidental de los padres de acogida, a quienes
exprimen sin rubor durante años. ¿Queréis hablar de Derechos Humanos en el
Sahara Occidental? Hablemos, pero con transparencia, con todas las cartas sobre
la mesa y con la exposición de todos los casos individualizados, amparando y
dando también herramientas a las familias de acogida españolas por una vez,
buscando soluciones y mediando para la resolución de cada problemática. Que el
caso de Maloma Morales, por ser española, sea la punta de lanza que abra en
canal las entrañas del engaño en que vivimos cegados por una causa en la que
creemos, pero que se manipula a conveniencia sin tener en cuenta que los
Derechos Humanos son para todos y para todas, y deben ser protegidos,
defendidos y salvaguardados exactamente igual en cualquiera de las realidades
en las que se divide el pueblo saharaui. Porque no hacerlo supone actuar en
connivencia con una injusticia.
Se puede defender el derecho a la autodeterminación del
pueblo saharaui sin que ello suponga tener que comulgar con ruedas de molino,
asumiendo por buenas tantas situaciones que sólo son fruto de la corrupción y
de la injusticia. Los Derechos Humanos son para todos y son inalienables.
Del blog: https://elisapavon.wordpress.com
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