Por Said Zarwal
Después que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobase por
unanimidad la resolución 2218 muchos ciudadanos saharauis confesaron su
decepción con el mismo. Después de haber perdido 23 años corriendo detrás del
espejismo del Proceso de Paz, bajo el auspicio de Naciones Unidas, esta
decepción viene acompañada de un silencio total en la opinión publica saharaui,
todos preguntándose: ¿adónde vamos? y ¿cual es la solución de la causa
saharaui?
La última resolución del Consejo de Seguridad llama a las
dos partes en el conflicto a llegar a una solución política, justa, duradera y
mutuamente aceptada, que permita la autodeterminación del pueblo del Sahara
Occidental, en línea con los principios y objetivos de la Carta de Naciones
Unidas. Desde el primer instante la contradicción parece clara en cuanto a lo
que la comunidad internacional desea, porque todo el mundo sabe que Marruecos
rechaza la autodeterminación del pueblo saharaui, lo que hace imposible que el Frente Polisario pueda
llegar a un acuerdo que no tiene como
objetivo la autodeterminación del pueblo saharaui. Sinceramente, no sé por qué
las dos partes valoran positivamente esta frase que se repite en todas las
resoluciones internacionales. Marruecos siempre muestra su satisfacción con lo
de una solución mutuamente aceptada en alusión a su propuesta de autonomía, a
pesar de que sobre la autonomía solamente cuenta con el apoyo de una parte, que
es una parte fuera del conflicto, en este caso, Francia. Por su parte, el
Polisario se queda satisfecho con la última frase la de la “autodeterminación”.
Pero desgraciadamente, todos ignoran esta contradicción que figura en todas las
resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
Si consideramos que esta es la base con la que la comunidad
internacional quiere solucionar el conflicto saharaui, a pesar de su
contradicción, esto nos obligaría a buscar que puede ser una solución política,
justa, duradera y mutuamente aceptada, que permitirá la autodeterminación del
pueblo del Sahara Occidental
Negociaciones y referéndum
De los errores más comunes es considerar el referéndum o las
negociaciones una solución al conflicto. Porque tanto las negociaciones como el
referéndum no dejan de ser meros instrumentos para llegar a una solución. Eso
indica que la entrada de la causa saharaui en el proceso de negociaciones va a
ser en el marco de lo que la resolución del Consejo de Seguridad dicta como
solución aceptada por las dos partes del conflicto. Eso significa que todas las
soluciones, que han sido hasta ahora rechazadas por las partes del conflicto,
deben ser excluidas del proceso de negociaciones para llegar a una solución. Y
en virtud de esta regla la herramienta del referéndum de autodeterminación
parece que debe ser excluida a causa del desacuerdo que existe sobre la lista
de personas que tienen derecho a votar en dicho referéndum. La propuesta de
autonomía también parece que debe ser excluida, debido a su rechazo por la
parte saharaui. A estas se añaden otras propuestas como el Acuerdo Marco que
fue presentado por el enviado especial del Secretario General, James Baker, en
2001, y que ha sido rechazado por el Polisario. Y plan Baker II que consiste en
una autonomía durante 5 años seguida por un referéndum de autodeterminación,
que es una propuesta que fue rechazada por Marruecos.
La “solución mutuamente aceptada” simplemente significa que
las consignas de los dirigentes saharauis y lo que el enemigo marroquí quiere
están fuera del marco de estas soluciones. El referéndum sobre el que los
dirigentes del Polisario insisten en sus declaraciones oficiales saben mejor
que nadie la imposibilidad de su ejecución a causa de los obstáculos marroquíes
y la incapacidad del régimen saharaui y la comunidad internacional de presionar
a Marruecos para obligarle a organizarlo. El enemigo marroquí también ha
fracasado en defender su propuesta de autonomía, sobre todo en los territorios
ocupados.
A pesar de que la ONU ha ignorado la propuesta del
referéndum desde el año 2006 nuestros dirigentes desagraciadamente siguen
tratándonos como un pueblo menor de edad. En el 2015 nuestros líderes siguen
diciendo que sus negociaciones con Cristopher Ross tratan la forma de realizar
el referéndum. Esto después de que la palabra “referéndum” se haya convertido
en una farsa para la opinión publica saharaui. Y ante la imposibilidad de
organizar el referéndum como herramienta para llegar a la solución, y también
la imposibilidad de aplicación de la propuesta marroquí de autonomía, la puerta
sigue abierta para otras soluciones, las cuales vamos a intentar tratar de ver
en qué medida pueden ser aplicables en el caso del Sahara Occidental.
Poner el territorio bajo la administración de la MINURSO
Es una de las propuestas que fue presentada por el experto
en asuntos de legalidad internacional, Hanss Corell, basándose en el modelo de
Timor del Este, que antes de lograr su independencia estaba bajo el control de
la misión de la ONU. Sin embargo, esta propuesta parece ser irreal en el caso
del Sahara Occidental por el simple hecho de que la ONU ha fracasado en los
últimos años en intentar ampliar las competencias de la MINURSO para que pueda
vigilar los derechos humanos, debido a la presión de Francia, lo que significa
que ampliar su mandato (MINURSO) para que cubra la administración de todo lo
que tiene que ver con el territorio del Sahara Occidental parece imposible, por
lo menos en estos tiempos caracterizados por la ausencia de una voluntad
internacional.
Volver a poner el
territorio bajo la administración española
También es una de las propuestas presentadas por el experto
en asuntos legales, Hans Corell, la propuesta se basa en pedirle a España que
asuma sus responsabilidades como potencia administradora del Sahara Occidental.
Una responsabilidad a la que España dio la espalda en febrero del 1976. Esta
propuesta significa volver al punto inicial.
También es una de las propuestas presentadas por el experto
en asuntos legales, Hans Corell . Esta propuesta requiere un consenso en el
Consejo de Seguridad y la mayoría de los miembros de la Asamblea General. Esta
propuesta había sido utilizada por parte de los dirigentes saharauis con fines
exclusivamente propagandísticos, nada más y nada menos.
Opción de la división del territorio
La idea de la división del territorio apareció durante el
mandato del ex Secretario General de la ONU Kofi Annan. Algunas fuentes dijeron
que Argelia es quien estaba detrás de la idea de la partición, a pesar de que
Argelia lo ha desmentido. La propuesta se basa en la división del territorio en
virtud de las fronteras de los Acuerdos de Madrid. A pesar de que las dos
partes expresaron su rechazo a esta solución, no deja de ser la opción más
realista, y menos perjudicial en el momento actual, dado que las dos partes
pueden encontrar justificaciones ante sus bases populares. El Polisario puede
convencer a sus bases para aceptar esta solución según el dicho “coge y luego
pide”, lo que significa que cuando se obtenga esa parte del territorio,
transcurrido un tiempo, pueden haber cambios en el esquema internacional, lo
que permitiría poder reclamar la otra mitad del Sahara Occidental, y apoyar a
los movimiento que apareciesen reclamando la independencia del norte del Sahara
Occidental de la ocupación marroquí. Por su parte, Marruecos podría justificar
la decisión de aceptar esa solución, por su voluntad de respetar los Acuerdos
de Madrid, que le otorgan la parte norte del Sahara Occidental. Sin embargo,
esta solución también tiene sus inconvenientes. Para la parte saharaui su contradicción
con la consigna “toda la patria o el martirio” lanzada por el Polisario. Pero
también tiene sus ventajas como garantizar un reconocimiento internacional a un
Estado Saharaui e incorporar a este Estado como miembro en la ONU, lo que le
permitiría, sin duda, desempeñar un papel importante en defender y reclamar la
segunda mitad del Sahara Occidental desde una posición de fuerza. A esto hay
que añadir que se garantizarían unos ingresos económicos fijos de la zona sur
del Sahara Occidental, que es una zona con un espacio que supera la superficie
de muchos países independientes. También la región de La Güera permite
construir 8 ciudades del tamaño de Nouadibu, la capital económica de
Mauritania.
Estado federal o confederal
El Estado federal quiere decir la unión voluntaria, es
decir, la convivencia común entre pueblos y minorías, y hasta entre un pueblo
en varias regiones como es el caso de Alemania. La unión voluntaria es
considerada una práctica del derecho a la autodeterminación, mencionado en
todos los pactos y convenciones de derechos humanos y también en la Carta de
Naciones Unidas.
Por otra parte, el Estado confederal significa la unión
entre dos países o más de dos países con independencia total, que después de
firmar un tratado deja claros los objetivos comunes que desea obtener ese
Estado confederal. Cada miembro de esta confederación tiene su figura
independiente de los otros miembros, y es dirigido por organismos comunes.
Después de esta definición de Estado federal y confederal
queda claro que la opción del estado federal sería rechazada por el Frente
Polisario, simplemente porque es una réplica de la propuesta marroquí de
autonomía. Por otra parte, la opción de Estado confederal sería rechazada por
Marruecos, porque es una solución que otorga a los saharauis un Estado casi
independiente, cosa que Marruecos viene rechazando desde su ocupación al Sahara
Occidental.
Poner fin a la presencia de la Misión de Naciones Unidas
(MINURSO) en el territorio
Esta opción parece poco probable, por lo menos en este
momento, porque declarar el fin de la labor de la MINURSO significa
automáticamente declarar la guerra en la región del Sahara Occidental, algo que
todo el mundo teme, porque a todos los países les interesa que la zona siga
estable. Esta opción es poco probable a pesar de que la ONU amenazó en el año
2002 con volver a valorar la situación de la causa saharaui, poniendo fin a la
presencia de su misión en el territorio. Esta opción supondría en el caso de
adoptarse un horizonte muy peligroso para la causa saharaui.
La continuación del statu quo
La continuación del statu quo supone un peligro muy grave
para la causa y el pueblo saharaui, ya que la continuación de esta situación
solo causará más debilidad al frente Polisario. El mayor beneficiario de este
estado es Marruecos, que hará todo lo posible para intentar que esta situación
se prorrogue, ya que no corre en su detrimento. La continuación del estado
actual significa también la muerte lenta de la voluntad de libertad e
independencia del pueblo saharaui.
Parece ser que el objetivo, no declarado, de Marruecos de
continuar este status quo es garantizar que los refugiados saharauis no vuelvan
a su tierra. Este peligroso tema lo he tratado en un artículo publicado en la
revista “Futuro Saharaui” en el 2003. El peligro se basa en que Marruecos viene
obstaculizando todas las propuestas que pretenden el retorno de los refugiados
bajo cualquier circunstancia. Porque la vuelta de los refugiados saharauis a
las zonas ocupadas supondría una nueva realidad que le resultaría muy difícil
de controlar tanto a Marruecos como a cualquier otra potencia. Y esa realidad
es la que todo el mundo teme. Una muestra de esto, es el rechazo de Marruecos
al plan Baker II, que consiste en permitir votar en el referéndum a todos los colonos
marroquíes que han llegado al Sahara Occidental antes del año 2000, lo que
implicaría que el resultado favorecería a Marruecos. Marruecos acabó rechazando
esta solución, lo que deja claro que detrás está la mala intención de privar a
los refugiados saharauis de la vuelta a
las zonas ocupadas.
Además, el estado de inestabilidad que atraviesa el mundo
árabe desde el año 2011, agrava la situación y el futuro del pueblo saharaui. Y
es que la región ha sido testigo de rápidos acontecimientos, lo que hizo que
algunas partes llamaran a reclamar que se vuelvan a revisar las fronteras
heredadas de la colonización y también volver a diseñar un nuevo mapa para toda
la región. La región norte de Africa no ha sido una excepción y la Libia
post-Ghadafi está amenazada con quedar dividida. El impacto directo de estos
acontecimientos en la causa saharaui no se sabrá hasta que no quede claro lo
que va a suceder en el escenario político argelino después del mandato del
presidente Abdelaziz Bouteflika o en el escenario político mauritano abierto a
todas las opciones, sobre todo con el aumento
de conflictos interraciales. La continuidad de la situación actual, hace
que el pueblo saharaui permanezca como la parte más débil en la ecuación
regional.
Las soluciones que le quedan al Frente Polisario
Retornar a la lucha armada
Esta opción goza de un inmenso apoyo a nivel de las bases
populares saharauis, sobre todo entre los jóvenes. Pero esta opción parece poco
probable porque los dirigentes del Polisario no muestran seriedad en sus
amenazas de retornar a la guerra. Una muestra de esto son sus continuas
declaraciones en las que amenazan con volver a alzar los fusiles, sin que esto
se muestre sobre el terreno. Porque
quien quiere volver a la guerra tiene que estar pendiente de su ejército y no
prestar más atención a ministerios con menor importancia. A esto se añade, que
el aliado principal, Argelia, había mostrado su oposición a la vuelta a las
armas, según declaraciones anteriores del presidente argelino Abdelaziz
Bouteflika filtradas en el portal de Wikileaks, en las que Bouteflika dice que
Argelia no permitirá que sus territorios sean usados como bases de retaguardia
en el caso de que la guerra volviese al Sahara Occidental, lo que teóricamente
significa la imposibilidad de la vuelta a la guerra, o al menos, en su versión
antigua.
Desobediencia civil general
Es la solución más realista para imponer la voluntad del
pueblo saharaui a la comunidad internacional. Esta solución quedaría
condicionada a la conciencia de la opinión publica saharaui, sobre todo, de la
mayoría silenciosa en las zonas ocupadas, esta mayoría silenciosa de la cual he
hablado en un artículo en el 2008, y que ha mostrado su capacidad de cambiar
las cosas de forma inesperada, como ha ocurrido en la épica histórica de Gdeim
Izik en el 2010.
Apostar por el tema de los derechos humanos
Hay quien apuesta porque la temática de garantizar
protección internacional a los derechos humanos nos llevará a una solución
final del conflicto saharaui. Esta solución no deja de ser un sueño, ya que la
parte saharaui y concretamente los dirigentes del Frente Polisario no tienen
capacidad de entrar en una batalla de derechos humanos, a causa de sus negros
registros en este ámbito. Y las batallas por los derechos humanos siempre
terminan en los tribunales internacionales. La experiencia demuestra que en
cuanto las violaciones de derechos humanos por parte de Marruecos en el Sahara
Occidental lleguen a cualquier tribunal internacional, paralelamente Marruecos
presentará las violaciones de derechos humanos cometidos por los dirigentes saharauis.
Y una clara muestra de esto es lo que ocurrió en la Audiencia Nacional en
España. Entonces si los responsables saharauis son serios para entrar en una
batalla de derechos humanos con el enemigo marroquí, primero tienen que aplicar
las recomendaciones de la organización Amnistía Internacional, que consiste en
alejar a los supuestos acusados de cometer crímenes, de los puestos ejecutivos.
Algo a la que el régimen saharaui no hizo caso. Cambiar la batalla del pueblo
saharaui a que solamente sea por los
derechos humanos también supondrá un desvio de los saharauis de su
demanda principal, que es la libertad y la independencia.
Apostar por los recursos naturales
La parte saharaui parece tener más ventajas en la batalla de
los recursos naturales que en la de los derechos humanos. Esto si Marruecos no
intenta implicar el tema de las ayudas humanitarias como caso paralelo. Lo que
está claro es que hay un margen muy amplio para presionar a Marruecos en este
sentido, y sobre todo a las compañías multinacionales que temen que su imagen sea manchada en los
mercados económicos. A pesar de sus ventajas enfocarse en este tema no parece
que vaya a tener un impacto suficiente como para imponer una solución al
conflicto.
Cambiar los datos del statu quo
El proceso de cambio de la situación actual empieza por dar
más importancia a las zonas liberadas, empezando proyectos reales de
construcción y haciendo esfuerzos para que el mayor número posible de
refugiados se vaya a vivir en estas zonas. Intentar abrir un camino hacia el
océano a través de La Güera, en coordinación con las autoridades de Mauritania,
sabiendo que La Güera es un área apropiada para ser un nuevo destino para los
refugiados a condición de que su entorno se limpie de minas que dejó la guerra.
También buscar proyectos de los cuales se puedan beneficiar los refugiados,
porque el mayor error que cometieron nuestros responsables, desde el año 1991,
consiste en no pensar en garantizar unos ingresos fijos al ciudadano que es el
capital de la revolución saharaui. Lo que supuso la incapacidad de las familias
saharauis de satisfacer los gastos diario por carecer de ingresos en los
campamentos, la ausencia de proyectos de inversión, así como la prohibición a
los saharauis de trabajar en el mercado laboral argelino, a pesar de que los
acuerdos internacionales de refugiados les garantizan la posibilidad de
trabajar en el país que les acoge.
¿Nos llevara el proceso de paz de la ONU hacia la
independencia?
Como todos sabemos, el enemigo marroquí ha perdido más de
40.000 de sus soldados en la guerra que los héroes de nuestro ejército de
liberación popular empezaron en 1975 hasta 1991. Y a pesar de sus grandes
pérdidas Marruecos no quiso salir de los territorios saharauis que ocupó
después de los Acuerdos de Madrid. Fue obligado a retirarse del 30% del
territorio, que son las zonas liberadas por el Polisario, después de 16 años de
guerra. Y aquí viene una pregunta dirigida a los que siguen creyendo en la
solución pacifica: ¿es lógico que Marruecos abandone el territorio obedeciendo las órdenes de la comunidad
internacional o respetando la legalidad internacional, sabiendo que el mismo
Marruecos no dejó el territorio tras la pérdida de 40.000 de sus soldados?
En resumen, y como bien ha dicho el ex Secretario General de
NNUU Kofi Annan, queda claro que en
ausencia de una parte internacional capaz de ejercer presión sobre Marruecos,
el Proceso de Paz de la ONU será nada más que una pérdida de tiempo. Y
desafortunadamente, la única víctima de esa larga e insoportable espera es el
pueblo saharaui, en los territorios ocupados,
en los campamentos de refugiados y en la diáspora.
Traducción: Mahfud Mohamed Lamin Bechri
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