Después de la dura vuelta a la realidad, que supuso la mera
renovación, un año mas, sin cambios, del mandato de la MINURSO, el pasado
abril; viendo como, de golpe, se dasvanecían las quimeras que habían construido
los propagandistas y algunos políticos irresponsables; cundió el descontento
entre los refugiados saharauis, que llegaron incluso a “ajustar cuentas” con
algunos de los máximos responsables de nuestra diplomacia.
Con un presidente convaleciente y en medio del desánimo, la
dirección del Polisario creó una Comisión Nacional de Reflexión para realizar
una serie de consultas con distintos sectores de la población incluida la diáspora y medios de
comunicación independientes, recabando opiniones y
propuestas sobre cómo se podría salir del atolladero en el que se encuentra
sumida la causa saharaui desde el alto el fuego. Una iniciativa
novedosa, por lo que supone de reconocimiento implícito de una crisis de ideas,
de falta de liderazgo y de un cierto déficit democrático.
Hace unas semanas, esta Comisión Nacional de Reflexión ha hecho público un documento, que después de ofrecer un somero análisis de la
situación, formula una batería de 21 interrogantes relacionados con el “qué
hacer”. Algunos saharauis “librepensadores” o si se prefiere que no forman parte del “aparato”, ya han empezado a dar sus opiniones. La mayoría de ellos
venía haciéndolo desde hace años en blogs, foros y otros medios, aunque haya
sido como “clamar en el desierto” en el mejor de los casos, y en el peor, ser
condenados al ostracismo o acusados de colaboracionistas. Es difícil saber en que va a quedar ésta iniciativa, y si
las ideas y propuestas serán tenidas en cuenta, pero hay que reconocer el
mérito de realizar ésta consulta pública y abierta, que como mínimo ampliará el
debate y la participación, y eso siempre es positivo. Un debate necesario, que
debe hacerse con espíritu democrático y voluntad real de integrar distintas, y
hasta opuestas, opiniones (algo bastante ajeno a la cultura bidán, que con
exceso de retórica, prefiere subrayar lo coincidente o mostrar apoyos
olvidadizos).
La discrepancia, las distintas opciones políticas, es lo
natural en cualquier sociedad. Y la capacidad para canalizar y administrar
estas, con voluntad y esfuerzo integradores, es lo que en ultima instancia
refuerza la unidad y legitimidad de la causa saharaui y sus instituciones.
Pero, si de verdad lo que se quiere es escuchar las voces
plurales del pueblo saharaui se pueden hacer, además, muchas otras cosas..... Me
permito formular media docena de ellas:
1) Organizar una
Conferencia Política para analizar la situación y hacer recomendaciones al
Polisario, a Marruecos, a Argelia y a los Organismos Internacionales, en la que
participen personalidades, intelectuales y profesionales saharauis de los
campamentos, de los territorios ocupados y de la diáspora. La Organización de
dicha Conferencia debería de correr a cargo de ACNUR, u otro Organismo
Internacional independiente, para garantizar que en ella participan todas las
sensibilidades, sectores y opiniones relevantes de la sociedad saharaui,
incluso los partidarios de la posición marroquí.
2) Dado que no
hay una separación nítida entre el movimiento, organización política, que es el
Frente Polisario y el Estado, la RASD, y se da un solapamiento de competencias
y un entrecruzamientos de funciones y representantes, como tímidamente reconoce
el documento de la Comisión, sería conveniente diferenciar claramente lo que es
el Polisario, de lo que es el Estado saharaui que a todos nos representan. De
tal manera que en los próximos Congresos del Frente Polisario solo se voten las
resoluciones y la elección del Secretario General con su equipo y no se elija,
como ha venido haciéndose hasta ahora, al presidente de la RASD, porque ambos
cargos no tiene porque desempeñarlos la misma persona. Y muy importante, que en
el Congreso del Polisario solo tengan derecho a voto los delegados elegidos
directa y democráticamente para su asistencia al mismo. Limitándose la
participación en el Congreso, al derecho a voz pero no a voto, de los
representantes de la Administración de la RASD y las llamadas organizaciones de
masas, cuya participación ha sido excesiva en número en todos los anteriores
Congresos. Conviene, de una vez por todas y cuanto antes, desarrollar el marco
normativo para elegir democráticamente al Presidente de la RASD y a los
gobernadores de las wilayas, igual que ahora se elijen a los diputados al
Parlamento y a los alcaldes de las dairas. Introduciendo, para ello, los
cambios necesarios en la Constitución.
3) Libertad ya,
cuanto antes, no “para después de la independencia”, de creación de todo tipo
de organizaciones sociales, políticas, profesionales, económicas, culturales,
humanitarias, etc…. que articulen y empoderen a la sociedad saharaui, no estando obligadas a integrarse estas en el Frente, ni ser
tuteladas por las autoridades. Con la única limitación de no tener un carácter
violento, respetar los Derechos Humanos y las libertades y funcionar
democráticamente.
4) Llevar
internet a todas las wilayas. Sobra decir que internet y las redes sociales se
ha convertido en uno de los principales medios de información, comunicación y
participación política de la ciudadanía.
5) Crear una
Instancia de Reconciliación Nacional Saharaui en que se puedan iniciar
encuentros, procesos de convivencia y proyectos en común, con saharauis que hoy
se manifiestan enfrentados a la actual dirección y política del Frente
Polisario. Partiendo del principio de que el fortalecimiento del pueblo
saharaui es un fin superior.
6) Organizar,
por el enviado personal del Secretario General de NNUU, el Sr. Christopher Ross, una Reunión Anual de
Expertos en el conflicto saharaui, o como se prefiera llamar, en la que
participen investigadores, juristas, políticos, periodistas, etc… de distintos
países (EEUU, Argelia, Marruecos, España, Mauritania, Francia….) que hagan un
seguimiento de la evolución del conflicto y recomendaciones a los
representantes del pueblo saharaui, Marruecos y la Comunidad Internacional.
Lo fundamental no es la mayor o menor idoneidad de algunas
de estas propuestas, lo fundamental es tener la voluntad de ampliar la
participación democrática real y efectiva y creer y respetar, de verdad, el
ejercicio de las libertades y derechos fundamentales de las mujeres y los
hombres saharauis en pie de igualdad, para dirigirnos, juntos, a la mejor solución
del conflicto mediante acuerdos, con renuncia a la violencia, para “crear un país”, en una región de seguridad, oportunidades y prosperidad para las
personas.
Lehdía Mohamed Dafa
21 junio 2015
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