Abdalahi Salama Machnan
Resulta ofensivo y cabreante el modo en el que nuevo presidente nos presenta las últimas rotaciones de carteras ministeriales, como cambios nuevos. La legítima demanda de respuestas que la ciudadanía clamaba a sus políticos se ven una vez más ignoradas, tergiversadas y manipuladas en un alarde de cinismo que no merecemos los ciudadanos. Señor presidente se ha olvidado usted que para formar un gobierno sólido y consistente; primeramente se debe aplicar “Reset”, del inglés reponer o reiniciar. Según estos primeros cambios usted sigue fiel al viejo testamento de la casa amarilla, aplica el mismo manual de “Las puertas giratorias” y mientras, los ciudadanos seguimos atónitos y estupefactos ante el bochornoso proceder de unos políticos incapaces de responder con sentido de estado a la confianza que el pueblo les ha depositado. Unos políticos que siguen anteponiendo sus intereses particulares y de sus sillas a su obligación y deber de servir al pueblo. Señor presidente, usted cargará con esta loza si no se deshace de una vez y por todas con el viejo cajón de sastre; esta sastrería que sigue creando puestos a dedo y a medida, que sigue diseñando exclusivamente puestos de acuerdo con las medidas y preferencias de cada cliente, sin hacer un uso estandarizado.
Eso pone en
entredicho su capacidad para regenerar la política y presentarse como solución
a los graves problemas internos del país. Basta ya de entrar y salir – cuando
conviene- por la puerta de atrás, de pretender maquillar lo que resulta obvio
por elemental.
La cuestión es cuánta corrupción, cuánto engaño, cuánto
juego sucio y cuántas perversiones en nombre de la patria estamos en
condiciones de seguir aguantando.
Señor presidente aún está a tiempo de enmendar esos errores
y no plegarse a la política de las puertas giratorias. Eso sucederá si usted
escucha al pueblo, al ciudadano de a pie, al sentido común. Así y solo así
actuará poniendo el acento en su sustantivo y no en su adjetivo y así evitará
volver a caer en políticas predecesoras.
Sabemos que en la cúspide del poder, aún persisten ansias de
poder por parte de algunos dirigentes que ni siquiera se han dignado por su
avanzada edad a tener un retiro meritorio. Ni tampoco la humillante tiranía de
la vejez les ha impedido seguir en sus trances. Sus tácticas secretas beben más
de los principios físicos que de los principios democráticos, toda vez que
estos dicen sentir “ninguneados”, por la dirección actual del gobierno
Saharaui.
El físico, teólogo y matemático inglés Issac Newton
estableció, hace trescientos años, los principios universales de la física. La
llamada tercera ley de Newton es la que afirma que “todo cuerpo A que ejerce
una fuerza sobre un cuerpo B experimenta una fuerza de igual intensidad en la
misma dirección pero en sentido opuesto”. Se conoce esto como el principio de
acción – reacción. Y esto es lo que pretende este grupo de la vieja guardia con
el actual presidente, propiciar su reacción.
Resumiendo: quien sostiene el timón de mando de la casa
amarilla no ha sabido evaluar correctamente el problema de tener a una
envejecida plantilla rotando durante 40 años por los mismos puestos, y aún no
sabe como dar una respuesta adecuada. Quien sabe. Tal vez un instinto básico
empuja a nuestros políticos a defender con uñas y dientes a sus compañeros por
un sentido de la lealtad peligrosamente parecido al de las familias de la Cosa
Nostra; quizá los ven como accionistas de la propia empresa, cuyos intereses
conviene proteger para no poner en peligro los propios.
La historia se repite, como acaban de confirmar estos
últimos cambios. Aquí señor presidente alguien ha perdido el sentido de la
medida o el sentido de la realidad o todos los sentidos a la vez. Puede incluso
que esté aplicando – la vieja filosofía de “para lo que me queda en el
convento…”. El caso es que nuestro gobierno sigue tomando decisiones
extravagantes sin tener en cuenta nuestra realidad, ni el clamor popular.
22 septiembre de 2016
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