martes, 31 de enero de 2017

Marruecos nuevo miembro 55 de la Unión Africana. ¿Y ahora qué?

Después de una intensa actividad diplomática Marruecos ha logrado incorporarse a la Unión Africana rectificando la política que le llevó a retirarse de la predecesora Organización para la Unidad Africana (OUA) en 1984, como reacción a la admisión de la RASD en ésta.

Marruecos vuelve a la Unión Africana con el voto favorable de 39 de los 54 Estados miembros de la organización y después de renunciar (al menos de momento) al intento de que la RASD sea excluida de dicho organismo.


Las declaraciones de los responsables políticos no han tardado en llegar a los titulares de los pocos medios que prestan atención al conflicto. Como suele ocurrir cada vez que la política del Polisario sufre algún revés, la incorporación de Marruecos a la UA se está tratando de presentar como una victoria del F. Polisario, a pesar de que hace solo escasos días la apuesta era por tratar de impedir la entrada y el propio presidente B. Gali ha hecho una gira previa a la cumbre por varios países africanos buscando alianzas.

Según Abdelkader Messahel, ministro argelino de asuntos africanos y magrebíes, se trata de una victoria del pueblo saharaui, porque Marruecos se incorpora como el miembro 55, mientras que la RASD es un miembro fundador. Además Marruecos habría tenido que aceptar los términos del Acta de Constitución de la Unión Africana. Y por otro lado, África, se dice, necesita estar unida para imponer su voz en el mundo, y la incorporación de Marruecos a la Unión Africana fortalece dicha unión.

Según Mohamed Salem Salek, ministro de exteriores saharaui, que repite frase por frase las palabras del anterior (lo cual no deja de ser significativo) también se trata de una victoria diplomática para el pueblo saharaui. Remarcando que la RASD misma ha aceptado la incorporación de Marruecos (lo cual parece todavía mas increible), que tendrá que sentase al lado de la RASD, miembro de pleno derecho en la UA y tendrá que acatar el Acta africana sin condiciones, respetando la soberanía y las fronteras, (la Carta en su artículo 4 recoge el respeto a las fronteras en el momento de lograr la independencia, lo que pudiera prestarse a complejas interpretaciones en el caso del Sáhara Occidental) y sin injerencia en los asuntos internos de los Estados miembros. الي خبطتو ايدو لا توجعو

En cuanto a la representante marroquí en el Parlamento Africano, Amina Malainin, en declaraciones a Aljazeera, dice que Marruecos es un país estable que está encabezando las reformas democráticas y realizando importantes inversiones en África, y logrará convencer a la Unión Africana para aislar a la RASD, a la que no reconoce ni la ONU, ni la Liga Árabe, ni la Organización de Cooperación Islámica. Otros analistas marroquís señalan que la incorporación de Marruecos a la Unión supone que el contencioso del Sahara, entra en su última fase, en la que se acabará imponiendo inexorablemente el Plan de Autonomía propuesto por Marruecos.

Desde mi modesto punto de vista la iniciativa de Marruecos pretende un doble objetivo: por un lado, trasladar las negociaciones con el Polisario de Naciones Unidas a la Unión Africana “rebajando” el conflicto a una escala regional, y por otro, desde dentro de la Unión, arrinconar al Polisario hasta convertirlo en irrelevante en el único foro donde parecía contar con un cierto predicamento. No habría que descartar que Marruecos ya haya pactado con algunos de los principales países del continente los siguientes pasos en dichas estrategias.

Otro aspecto a tener en cuenta es por qué se produce ahora este cambio de posiciones. Parece que Marruecos ha elegido un momento en que la debilidad del gobierno y la economía argelina propiciaba el logro de sus objetivos. Dicha debilidad no solo se proyecta sobre la causa saharaui sino que representa un factor de riesgo y una amenaza para la estabilidad de la región. 

Resulta curioso que la mayoría de los comentarios y análisis de los saharauis y nuestros aliados pongan el acento en las obligaciones que contrae Marruecos al entrar en la Unión olvidando las obligaciones que, como consecuencia, tendrá que asumir la RASD con el nuevo Estado miembro. Me limitaré a señalar la que establece el articulo 4 f: la prohibición del uso de la fuerza o la amenaza al uso de la fuerza entre los Estados miembros de la Unión. ¿Les suena eso de la vuelta a las armas?

Por último, y aprovechando que hoy el diario “El País” publica un oportuno artículo de opinión de Félix de Azúa sobre la mentira como arma política a partir del pensamiento de Hannah Arendt, me voy a permitir una cita, que creo que viene al caso: “Cuanto más totalitario es un Estado, mayor uso hace de la mentira factual. En consecuencia, sus informaciones carecen de crédito, aunque las celebren millones de tuits… Los Estados totalitarios mienten a sus súbditos para salvar a la patria…”

Lehdía Mohamed Dafa

31 enero 2017

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