Por Abdalahi Salama Machnan
En una amena tertulia entre amigos, un viejo colega me dijo: ¡El próximo congreso del Frente Polisario será una copia más del anterior! Y el buen hombre lo explicaba a partir de una serie de acontecimientos que han ido pasando durante los últimos cuarenta años, sus fundamentos se basan en hechos objetivos que han acontecido durante las últimas paradas entre un congreso y otro cada cuatro años. Concatenación de vicisitudes que han desembocado en varias crisis políticas, sociales y económicas de colosales. dimensiones. También a partir de los cambios constantes que vive la sociedad saharaui.
Estos días de calor intenso y esprint final para el próximo
congreso, salta a la palestra el tema de la comisión preparatoria, comisión que
por cierto no tiene buena prensa por su imagen toxica. Sí tiramos de la
hemeroteca de los últimos cuarenta años, constatamos que la nomenclatura base
de dicha comisión sigue estando intacta. Pequeños retoques, un ligero lavado de
cara doctrinal al puro marketing. Pero en el fondo nada cambia y gana casi
siempre la misma lista que habíamos sospechado, han logrado congelar nuestros
esquemas mentales. El sueño del cambio aún parece una utopía, una parábola como
otras de tantas que nuestros políticos suelen emplear en sus mítines
edulcorados o en sus audiencias privadas de tinte tribal repletas de falsas
promesas. Es cierto que de sueños y promesas vivimos los seres humanos y
nuestra clase política se alimenta y aprovecha de ello. Ellos mismos tienen sueños;
algunos más sobre el poder y el ego que sobre la buena gobernanza.
Es inverosímil que en un mundo cambiante, veloz y que va a
velocidad de vértigo en: lo tecnológico, en el conocimiento y en la
información. Nuestra clase política aún sigue en su largo letargo del ayer.
Cualquiera que haya leído el último comunicado de la reciente sesión del
Secretariado Nacional del Frente Polisario en la casa amarilla, celebrada entre
los días 12 y 13 de Agosto respectivamente. Constata que es un texto obsoleto,
un lenguaje desfasado, copia y pega más de lo mismo. No se diferencia en
absoluto de sus predecesores. La política se reinventa por doquier, menos que
en nuestro caso, es un dogma. Nos pasamos el día aplaudiendo por cortesía y
buscando el aplauso fácil aunque sepamos que no es verdad. Este comunicado vino
a decir: “Lo que era hace cuatro años sigue siéndolo hoy”, cerrando así de un
portazo la posibilidad a cualquier atisbo al cambio.
Todo se mueve, nuestra causa camina sobre raíles de
incertidumbre y los resultados de todo ello son bien inciertos. Los viejos
mecanismos de dilatación que utiliza nuestra dirección, le han resistido hasta
el momento, pero más por inercia que por evolución. ¿Hasta cuándo resistirán
sin redefinir un nuevo rumbo? El tiempo se agota, y los saharauis reclamamos
una reformulación acertada, que desencalle la situación actual, que nos lleve a
un porvenir de justicia social y equidad.
Esta cita congresual es nuestra última oportunidad antes de
que pase el tren. Es hora de enmendar los errores del pasado, hay mucho trabajo
por hacer, porque al envejecimiento de las doctrinas clásicas, sumado a la
degradación de la clase política, solo se le puede responder con doctrinas
renovadas y con nuevos servidores públicos inmaculados, cuya tarea suprema es
servir al ciudadano.
No hace mucho las primaveras árabes eran un síntoma de
esperanza. Hoy son un otoño, y no precisamente con final feliz. Y es que la
política internacional también se mueve por otros parámetros, y los conflictos
regionales ya no son regionales. Lo que pasa en las fronteras de Libia nos
afecta, lo que pasa en las fronteras de Argelia también, al igual de lo que
pasa en Mauritania y Mali. Estamos rodeados de focos de inestabilidad.
Ciertamente el mundo está cambiando, y lo hace muy de prisa.
Pero esto no es ninguna garantía de que se está construyendo un mundo mejor. La
historia lo certifica.
Y a todo esto en el Sahara Occidental, en este momento de
suma sensibilidad y deseos de cambio, este próximo congreso nos ofrece la
posibilidad de una conciliación nacional, de hacer un giro en la historia, de
dar forma a una nueva realidad nacional basada en nuestra lucha, en nuestra
justa causa, en nuestro anhelo como pueblo que aspira tener un Sahara libre e
independiente. Tenemos una cultura viva, una sociedad extraordinariamente
solidaria. Leer el presente y tener el don de interpretar el futuro es muy
difícil. Políticamente es un ejercicio de alto riesgo. Pero ahora mismo,
tenemos una oportunidad en el próximo congreso que, a lo largo de las últimas
cuatro décadas, se presenta como única. Y depende en primera y única instancia
de todos los saharauis.
Necesitamos el cambio de pensamiento único y abrir
horizontes que nadie se ha atrevido a pisar. Es por ello que la responsabilidad
de todos, ciudadanos y sobre todo los políticos, es inmensa. Conviene saber
estar a la altura, por encima de todo. El interés de país pasa, tiene que pasar
por encima de todo y de todos. Es el momento de la generosidad, es el momento
de reconocer y honrar a los que dieron su vida y su sangre por este país, es el
momento de reconocer los importantes sacrificios que ha hecho el pueblo
saharaui. Y todavía más, hay que remachar el clavo, hay que sumar más, hay que
convencer y hay que demostrar que el fin común de todos los saharauis es su
tierra y su total Independencia.
La cuerda esta tan tensa entre la dirección y la base que
puede romperse en cualquier momento, porque los de arriba se empeñan en seguir
con su fábula sin mirar a tierra y comprobar que el pueblo reclama cambios, y
espera mucho del próximo congreso.
sah_camaguey99@hotmail.com
14.08.15
No hay comentarios:
Publicar un comentario