domingo, 15 de noviembre de 2015

De la Rendición de Breda con honor, a las miserias de un abandono

El señor Ahmed Bujari, representante del F. Polisario ante la ONU, publicó el 14 de noviembre un artículo en el diario El País titulado "La otra rendición de Breda". No se si el paralelismo inverso pretendido con la rendición de España en el Sáhara Occidental es una buena elección… Ya les hubiera gustado a los jefes y oficiales españoles entregar "las llaves" del Sáhara español con el honor que lo hizo Justino de Nassau y ser tratados con la dignidad y caballerosidad que les dispensó Ambrosio de Spinola, capitán general de Flandes, a las ordenes de Felipe IV de España. Mientras el cuadro de Velázquez retrata la elegancia y el honor en la derrota, la película en blanco y negro de la ocupación marroquí es la de la miseria y calles vacías de El Aaiún, con el argumento de una traición.


Pero vayamos a la almendra del artículo, después de un rápido visto bueno a los recurrentes "derechos inalienables del pueblo saharaui", "autodeterminación", "legalidad internacional", "solución negociada –cómo no- justa y duradera", ·ocupación ilegal", “una” (sic) mea culpa de España, etc... Si, a mi juicio, es, efectivamente, la seguridad y defensa del Flanco Sur de la UE un factor clave que puede sacar del impasse las “negociaciones” y la situación del conflicto, y añadiría mas: condición necesaria para el desarrollo económico de la región, que a largo plazo es la única solución eficaz para frenar las migraciones masivas.

Se trataría, entonces, no sólo de convencer, sino fundamentalmente de demostrar, en el día a día, si es la monarquía de Marruecos el principal garante de la seguridad en la zona o el F. Polisario y su tutor argelino. Para lo cual es condición previa la propia estabilidad de los actores. Dicha estabilidad tiene muchos posibles indicadores, en este momento, uno que se me antoja relevante y de actualidad es el de las estructuras y procedimientos para el relevo de las élites, sin menoscabo de otros, como: el nivel de desarrollo económico, la internacionalización de la economía, el peso de los aliados internacionales, el pluralismo político, el grado de democratización de las instituciones, la libertad de prensa, la integración de los ciudadanos en organizaciones independientes, el control de las mezquitas, etc., etc., etc.

Hay quienes creen, y no lo digo por el autor, que los nasara son victimas fáciles de nuestros ardides, pero aunque la inmensa mayoría no conoce los códigos internos de nuestra moral, predeterminados en gran parte por la religión, siglos de encuentros y desencuentros, en los que ha primado el pragmatismo, les han hecho inmunes. Y no conviene confundir los apoyos que permiten satisfacer pequeños egos, obtener mitad de cuarto de visibilidad o hacer revoluciones pendientes, con el realismo y los intereses que entran en juego cuando se trata de política con mayúsculas

Lehdía Mohamed Dafa

15 noviembre 2015

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