El señor Ahmed Bujari, representante del F. Polisario ante
la ONU, publicó el 14 de noviembre un artículo en el diario El País titulado "La otra rendición de Breda". No se si el paralelismo inverso pretendido con la
rendición de España en el Sáhara Occidental es una buena elección… Ya les
hubiera gustado a los jefes y oficiales españoles entregar "las llaves" del
Sáhara español con el honor que lo hizo Justino de Nassau y ser tratados con la
dignidad y caballerosidad que les dispensó Ambrosio de Spinola, capitán general
de Flandes, a las ordenes de Felipe IV de España. Mientras el cuadro de
Velázquez retrata la elegancia y el honor en la derrota, la película en blanco
y negro de la ocupación marroquí es la de la miseria y calles vacías de El
Aaiún, con el argumento de una traición.
Pero vayamos a la almendra del artículo, después de un
rápido visto bueno a los recurrentes "derechos inalienables del pueblo
saharaui", "autodeterminación", "legalidad internacional", "solución negociada –cómo
no- justa y duradera", ·ocupación ilegal", “una” (sic) mea culpa de España, etc... Si, a mi juicio, es, efectivamente, la seguridad y defensa del Flanco Sur de la
UE un factor clave que puede sacar del impasse las “negociaciones” y la
situación del conflicto, y añadiría mas: condición necesaria para el desarrollo
económico de la región, que a largo plazo es la única solución eficaz para
frenar las migraciones masivas.
Se trataría, entonces, no sólo de convencer, sino
fundamentalmente de demostrar, en el día a día, si es la monarquía de Marruecos
el principal garante de la seguridad en la zona o el F. Polisario y su tutor
argelino. Para lo cual es condición previa la propia estabilidad de los
actores. Dicha estabilidad tiene muchos posibles indicadores, en este momento,
uno que se me antoja relevante y de actualidad es el de las estructuras y
procedimientos para el relevo de las élites, sin menoscabo de otros, como: el
nivel de desarrollo económico, la internacionalización de la economía, el peso
de los aliados internacionales, el pluralismo político, el grado de
democratización de las instituciones, la libertad de prensa, la integración de
los ciudadanos en organizaciones independientes, el control de las mezquitas,
etc., etc., etc.
Hay quienes creen, y no lo digo por el autor, que los nasara son victimas fáciles de nuestros ardides, pero aunque la inmensa
mayoría no conoce los códigos internos de nuestra moral, predeterminados en
gran parte por la religión, siglos de encuentros y desencuentros, en los que ha
primado el pragmatismo, les han hecho inmunes. Y no conviene confundir los apoyos que
permiten satisfacer pequeños egos, obtener mitad de cuarto de visibilidad o
hacer revoluciones pendientes, con el realismo y los intereses que entran en
juego cuando se trata de política con mayúsculas
Lehdía Mohamed Dafa
15 noviembre 2015
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